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gitales que nos muestran pedigrí y descendencia pa-
ra comprobar la vida deportiva de los descendientes.
en algunos casos obtendremos directamente apare-
jada la información de sus resultados en competi-
ción, y en otros deberemos buscar auxilio en exper-
tos u otras páginas web dedicadas al deporte ecues-
tre, donde figuran clasificaciones en concursos. es
una labor relativamente sencilla de realizar y que más
que un laborioso trabajo debe constituir, si realmente
amamos la cría, una tarea placentera y apasionante
para el criador, como siempre lo es andar por cami-
nos que en alguna ocasión tendremos la sensación
de considerarlos propios o poco transitados.
Para esta labor será de gran ayuda repasar el Catá-
logo de reproductores Cualificados que edita Grupo
de Investigación meraGem.
La raza anglo-árabe lleva muchos años de selec-
ción y es por ello que, al igual que sucede en las razas
más prestigiosas del mundo, ya está bien definido
qué reproductores son más adecuados para cada dis-
ciplina, y en grandes rasgos esta división o especiali-
zación tiene tres grupos: Carreras, Salto y raid. y
dentro de ellos los habrá con características más
concretas.
ya no es cuestionado por ningún experto que exis-
ten líneas maternas anglo-árabes que son práctica-
mente infalibles. Independientemente del semental
que se haya utilizado al cruzar, tenemos ejemplos
muy claros en todos los países. menos consenso en-
contraremos en la certeza de que existen “buenos
padres de madres”, pero es incuestionable que en al-
gunos casos la realidad ha hecho claudicar a los más
escépticos, como es el caso de “Fayriland II”, en ca-
rreras, “Garitchou” e “Iago C”, en Salto y Concurso
Completo de equitación, el ‘nacionalizado español’
“aligote”, también en salto, como “Ultan”, “Jalieny”,
“oberon du moulin”, “Fol avril”, “Prince du Logis” e,
incluso, el prácticamente ya considerado jefe de raza
anglo-árabe “quatar de Plape”.
Por poner algunos ejemplos, con ánimo más de co-
rroborar que de ilustrar, digamos que, en Francia, se
consideran líneas a las que suelen atribuir simpática-
mente la definición de “buena sangre que nunca
miente”, principalmente, y entre otras a las que pro-
ceden de:
- “Stella” (por “nithard”) , madre de “quick Star” y
“olisco”, entre otros sementales.
- “yasmine” (por “Daninos”), de cuya estirpe proce-
den -por mencionar únicamente a los sementales-
“quercus du maury”, “Fusain du Defey”, “Laurier de
Here”, “Henri de Here”, “Kafka Brunemont”, “Kim du
maury”, “osier du maury”, “Pigargue du maury”, “mi-
mosa du maury” o “nid d’amour de Buissy”.
- “q’hornada Pierre” (por “Fennec”), madre de una
veintena de productos, de los cuales la mayoría han
competido en pruebas de salto a un nivel por encima
de 1,40 metros, y algunos lo han hecho con jinetes
españoles, como “Flanelle de Presle”, “Junon de Pres-
le”, “Harlow de Presle”, “Jalna de Presle” o “Kenzo de
Presle”.
no podemos abandonar Francia sin recordar a la
madre del olímpico “morgat”, “Ifrane”. Una yegua
muy ‘cerca de sangre’ que está en los antecedentes
de algunos de los mejores caballos de salto de obstá-
culos de los últimos veinte años, y que la mayoría lle-
van el afijo “Chalusse” con el que mme. Planson bau-
tiza a sus potros.
en alemania, la raza anglo-árabe tiene en “Pavede-
na” una yegua que puede servir perfectamente para
nuestro amplio ejemplo.
PAVEDENA, HOMENAJE A LAVAUZELLE
no estamos diciendo nada nuevo al afirmar que los
países centroeuropeos suelen importar caballos an-
glo-árabes del sur (españa, Francia, Italia...) con el ob-
jetivo de “refinar” sus razas autóctonas. Incluso Polo-
“Mont du Cantal”.