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taron sus inscripciones y evitar errores o falsificaciones. A

esta comisión se les conceden suficientes atribuciones

para exigir cuantos documentos y antecedentes fueran

necesarios. Se reunían en el mes de febrero antes de la

época de cubriciones y cuando se aprobaban las inscrip-

ciones se redactaban el libro del registro bienal que se re-

mitía al Ministerio de Fomento para su impresión y publi-

cación. La modificación en el reglamento de Registro-Ma-

trícula de caballos de razas puras llega un poco tarde, qui-

zás por estar la gestión del mismo en el Ministerio del

Ejército, puesto que es en 1960 cuando el Ministerio de

Agricultura pone en marcha el Reglamento de Libros Ge-

nealógicos y comprobación de rendimientos del Ganado.

Desde que se dictó en 1933, durante la segunda repúbli-

ca, el Reglamento de Libros Genealógicos y comproba-

ción de rendimiento lácteo, no había modificación alguna

de estos, pero como dice en su preámbulo: “... se ha ex-

perimentado un notable avance en las técnicas y en los

procedimientos utilizados para el conocimiento de la ge-

nealogía y la comprobación de los rendimientos de los

animales domésticos, surge la necesidad de establecer

los sistemas de calificación de los registros genealógicos,

junto a una unificación de los métodos de comprobación

funcional”. En este Reglamento en su artículo primero, di-

ce textualmente “... comprobación de los rendimientos

de las diversas especies y razas animales, a excepción del

ganado equino...”, texto y decreto que evidencia el retra-

so que tuvo el caballo.

Y bajo la idea que era muy necesario adecuarse a los nue-

vos tiempos, también para el caballo, se publicó el Re-

glamento en 1970, modificando al anterior en vigor de 1943.

A partir de enero de 2008, AECCAá se hace cargo de la

gestión del libro registro de la raza Anglo-árabe. La Aso-

ciación se decide por el sistema de gestión unificada, a

través de la Confederación Española de Organizaciones

de Criadores de Caballos con Libro Registro Oficial, en

colaboración con TRAGSEGA.

CENTRO DE ENTRENAMIENTO

En 1998 se crea el Centro de Selección y Entrenamiento

de Reproductores Anglo-árabes (CESER) en la Finca La Is-

la, de la Yeguada Militar de Écija. Este proyecto era una

gran apuesta y muchas esperanzas se depositaron en él

para que los caballos tuvieran una formación acorde con

su calidad pudiendo demostrar su valía. El fomento de la

selección y mejora era el fin último.

El procedimiento establecido para el funcionamiento de

dicho Centro era el siguiente: Los ganaderos solicitaban

el ingreso de un producto de tres años, que era revisado

previamente para comprobar su estado de salud general

y también contrastar que había sido adiestrado lo sufi-

ciente para el inicio de la doma. AECCAá y propietario

costeaban los gastos que ocasionaba el caballo en esta

fase. El precio era 25.000 pesetas al mes.

Manuel Osuna es su primer responsable: “el 2 de febre-

ro de 1998 se firmó un convenio de colaboración entre la

AECCAá y los Servicios de Cría Caballar, para la conce-

sión por este organismo de las instalaciones situadas en

la finca “La Isla”, en el sitio denominado “Las Potrerizas”,

para la instalación de un centro de entrenamiento perma-

nente. Estando al frente el General Jefe de los Servicios

de Cría Caballar de España, Excmo. Sr. Martínez Benavi-

des, y con una calurosa acogida por todos los Mandos

Militares de Écija, Las Islas y Las Turquillas.

Con un escueto presupuesto se pudo rehabilitar el patio

central de “Las Potrerizas” y construir 23 cuadras, además

de una nave de 14 cuadras portátiles que se usaban para

la temporada de carreras y otros concursos hípicos.

Se instauró un programa de actividades y un protocolo

a seguir para cada ejemplar que entraba en el CESER, de

tal forma, según la evolución del potro, junto a sus oríge-

nes y otras características, se recomendaba para una u

otra disciplina.

Lógicamente, el CESER se ceñía a un reglamento que

fue realizado minuciosamente por los miembros del Con-

sejo de Dirección de la AECCAá, con D. Antonio Campos

a la cabeza, y que cumplía unos parámetros concretos de

admisión, plazos, documentación, vacunas, etc.

Dando un vistazo al pasado, recuerdo aquellos prime-

ros potros que se prepararon para las carreras de Sanlú-

car, cuando aún no contábamos con el CESER y los mili-

tares nos cedieron unas cuadras y una pista al borde de

la laguna de la finca “Las Turquillas”, con Voris Correro

(q.e.p.d.) como preparador.

Manuel Osuna, primer director del CESER.