Background Image
Previous Page  45 / 48 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 45 / 48 Next Page
Page Background

D E L A Z U L A L AMA R I L L O

45

después, pero sí estoy seguro de que en mu-

chos trances de la noche conseguí, perdonen

la falta de modestia, que ella me mirara con

cierta admiración y cariño.

Me despedí de María con un beso y la pro-

mesa de que le enviaría una postal que escri-

biría en la terraza del café Fouquet’s de Pa-

rís, y también le aseguré que nunca más vol-

vería a Cuba, a no ser que, lo que algunos

llaman la mafia del juego, vuelva a convertir

aquella isla en el paraíso que fue en los años

cincuenta.

Sin embargo, las últimas frases que nos cru-

zamos no fueron esas. Antes de darme la vuel-

ta y salir del hotel, dirección al aeropuerto,

le dije:

- La suerte que tiene este país es el ron de

caña. Aquí es barato, bueno, no deja resaca y

ayuda a olvidar la realidad que se está vivien-

do.

- No, la suerte de Cuba no es el ron, es el

agua. La del mar, que te ayuda a soñar, y pro-

porciona pesca y turistas, pero sobre todo la

de la lluvia que hace que aquí no haya sed,

esté todo relativamente limpio, y los campos

se mantengan fértiles. Ese es el secreto de

que en el Caribe pueda vivir feliz a pesar

de... que te vayas.

Y con el sonido de su risa abiertamente im-

postada que acompañó estas últimas palabras

suyas, abandoné Cuba para siempre.

Escuché hace poco a Pérez Reverte decir:

“que una mujer de ésas -elegante y con casta-

te mire con admiración es el único premio al

que un hombre puede aspirar. Es el mayor ga-

lardón”.

Pero he oído hace menos, durante el trans-

curso de un Raid, a un jeque árabe exclamar

delante de un arroyo: “cambiaría la mitad del

petróleo que poseemos por el agua que aquí

dejáis escapar libremente al mar”.

Ambas frases me llevaron a María, pero es

la segunda la que me hace reivindicar una vez

más a España. Este gran país lleno de posibili-

dades pero que algunos se empeñan en que

permanezcan sin explotar, aunque la crisis nos

azote con la violencia que lo está haciendo.

¿Cuánto tiempo llevamos sin construir un

nuevo embalse? ¿Qué ha sido del Plan Hidro-

gráfico que iba a solucionar los problemas de

sequía de buena parte de España?

Un aeropuerto inútil se construye en menos

de cuatro años, ocho a lo sumo. Período que

duran un par de legislaturas. Cualquier plan

que vaya más allá en el tiempo es impensa-

ble. Probablemente porque el político que lo

inicie y pelee, hasta sacrificar seguramente

parte de su electorado en el empeño, ya no

estará en su puesto en el momento de cortar

la cinta.

Ya sé que he hablado de ello en otras oca-

siones, pero no entiendo una mejor forma de

aprovechar este espacio que me cede AECCAá

en esta revista que reivindicar una vez más la

necesidad de nuevos planes que consigan con-

solidar a España como el destino ideal, si no

idílico, de los habitantes del resto del mundo.

¿Se han dado cuenta de que pasan gober-

nantes de distinto signo y que prácticamente

ninguno propone una idea verdaderamente

revolucionaria o ilusionante? Por favor. Necesi-

tamos urgentemente personas con conoci-

mientos económicos y financieros, claro, ésos

ya los tenemos, pero también con suficiente

imaginación, que devuelvan a España la fe en

el futuro.

Mi amigo Felipe, el marido de Rocío Martín,

me dijo hace poco en el transcurso de una co-

mida en Zaragoza: “estoy decepcionado con lo

que proponen todos los gobiernos en este

país. Nada original. Únicamente recortar. Pro-

fundamente decepcionado. Ya solo creo en el

Papa Francisco”.

Así se siente también estos días Paco Ortíz,

que inició el primero de mayo una travesía a

caballo que tenía por misión unir los parques

naturales de Doñana y La Camarga. Muchos de

los caminos que tenía marcados en su ruta se

habían borrado, algunos por cultivos desboca-

dos y otros convertidos en autopistas.

Paco Ortiz no tiró la toalla, pero la llenó de

sudor y lágrimas para alcanzar su objetivo.

Paco no entiende, y se ha propuesto una per-

sonal cruzada para cambiarlo, que España no

pueda cruzarse a caballo sin riesgo cierto de

ser embestido, por ejemplo, por un tráiler de

treinta y cinco toneladas y veinte ruedas.

Escribo estas líneas la noche del 16 de agos-

to, y mientras lo hago se acaban de precipitar

más de cincuenta litros por metro cuadrado y

veo cómo se dirigen hacia el mar sin que na-

die se acuerde de que hace tan solo tres años

se iniciaron expropiaciones para el trasvase de

agua a Barcelona, que paliara la severa sequía

que llevó a restringir el uso de agua domésti-

ca. Un par de buenos años, los embalses al

noventa por cien y nadie parece recordar, y

menos prever, que puedan volver estos pro-

blemas.

Por tu desencanto, Felipe, por tu empeño,

Paco, por ti, José, mi hermano, que plantas

tantos árboles como semillas caen en tus ma-

nos, por vosotros que tenéis caballos en los

prados y miráis constantemente al cielo como

único fiel aliado, siento que vale más que

nunca la pena llenar con estas palabras este

espacio. Por ti, María, que me hiciste sentir

tan distinto aquellas horas a tu lado.