V E T E R I N A R I A Y C U I D A DO S
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LAS DIEZ PREGUNTAS MÁS
FRECUENTES DEL GANADERO
AL VETERINARIO
D
Durante los seis meses que han pasado desde la aparición
del anterior número de esta revista, en nuestras conver-
saciones habituales con criadores de caballos Anglo-ára-
bes les hemos interrogado sobre cuál es la pregunta que
en este momento concreto le haría a un veterinario de
reconocida experiencia en patologías equinas. De entre
las que nos han transmitido, hemos seleccionado las diez
que por su repetición u originalidad nos han parecido más
interesantes.
Para responderlas hemos contado con la colaboración
del
Dr. Veterinario Miguel Valdés, director del Hospital
de Referencia La Equina, de Manilva (Málaga)
, cuyo
equipo se compone de especialistas en los campos de or-
topedia, cirugía, anestesiología y medicina interna que
proveen servicios hospitalarios siguiendo los más altos es-
tándares en Europa. Por su constante evolución en sus 10
años de funcionamiento, se ha situado a la cabeza en Es-
paña y goza de prestigio internacional. Es el único hospi-
tal en Andalucía que ofrece servicio de gammagrafía, una
técnica de medicina nuclear para la detección de cojeras
complicadas, además de desarrollar tanto una labor de
formación enfocada a veterinarios y personal del mundo
hípico como una labor investigadora en colaboración con
grupos de excelencia nacionales e internacionales.
¿Qué manejo durante la etapa de crecimiento de un
potro puede disminuir el riesgo de lesiones de extremi-
dades?
Lo más importante es seguir, con la ayuda del veterina-
rio y el herrador, la evolución de sus aplomos. Tenemos
que tener en cuenta que los aplomos son la forma de sus
articulaciones y su casco de soportar el peso. Si son co-
rrectos, el peso suyo y del jinete se repartirá por igual,
sin zonas de excesiva carga en las articulaciones. Hay que
tener presente que el crecimiento mayor se produce en-
tre los 30 días y los 6 meses. En ese tiempo nos jugamos
gran parte de su futuro deportivo. Tener los potros en el
campo sin mirarse es una gran equivocación.
¿Existe relación directa entre mayor masa (peso) y
mayor número de lesiones?
No. Existen aplomos adecuados y conformación (tama-
ño) de sus extremidades acordes con el peso o masa cor-
poral. Cascos pequeños, huesos finos y masa corporal no
acorde es lo peligroso.
¿A qué edad aconsejaría que un ganadero hiciera un
chequeo de sus productos para saber cuáles son sus ex-
pectativas deportivas? O lo que es lo mismo, ¿para saber
cuáles se deben descartar de un futuro deportivo?
Descartar a un caballo es muy arriesgado solo depen-
diendo de su conformación. Hay hombres muy atractivos y
no pueden llegar ni al final de su calle corriendo. Sin em-
bargo, una conformación y aplomos adecuados son un
buen comienzo. A los 18 meses es un buen punto para rea-
lizar examen de locomoción y radiológico para asegurarse
ausencia de problemas, o realizar algún tratamiento para
su futuro. Eliminar fragmentos de osteocondrosis es el
principal tratamiento de preparación para el deportista.
Existen actualmente algunas corrientes contrarias a
herrar a los caballos, ¿a qué edad aconseja herrarlos
por primera vez?
Cuando se vaya a comenzar a trabajar, herrar las ma-
nos. Los pies, a los seis meses de las manos. No hay nada
escrito y definitivo. Sé que los caballos descalzos tienen
una aceptación creciente.
¿Es útil un tratamiento preventivo en temas de coje-
ras? ¿Existen métodos de fortalecimiento de ligamentos
y tendones?
No. Las cojeras hay que tratarlas cuando aparecen. El
mejor fortalecimiento de los ligamentos y tendones es
trabajar gradualmente y en una buena superficie de
trabajo.
Un síndrome del navicular, una de las patologías “mal-
ditas”. ¿A qué edad es posible hacer un diagnóstico?
¿Debe descartarse absolutamente un caballo que presen-
te indicios de que va a padecer dicha enfermedad?
Al “síndrome del navicular” no hay que tenerle miedo.
Lo peligroso es diagnosticar erróneamente y pasar por al-
to una lesión de la zona navicular o al contrario, que es
lo más común: llamar navicular a una lesión de un tendón
o ligamento de esa zona. Con la resonancia magnética, el
conocimiento del casco y la zona navicular no deja lugar
a dudas y se puede instaurar el tratamiento adecuado.
Diagnosticar con certeza por radiografías o por ecografía
el navicular es muy arriesgado.
Una yegua, o un semental, ¿pueden transmitir alguno
de los síndromes de cojera habituales? ¿Se han encon-
trado con caballos de alguna línea genética concreta
que coincidan en una patología?
No son pocos los potros huerfanos a causa de un colico de su madre.