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Entrevista con...

Rafael Carrillo

D

edicarse profesionalmente a la equitación es

un deseo que en algún momento tienen mu-

chos adolescentes y jóvenes españoles. La mayoría

de las veces se queda en tan solo eso, “un sueño de

juventud”. Pocos son aquellos que, conscientes de

los sacrificios que tendrán que afrontar, deciden

echarse a la carretera y buscarse la vida dentro de un

sector que en España carece aún de los cauces habi-

tuales de otras profesiones más convencionales. Ra-

fael Carrillo heredó de su padre una gran afición por

los caballos y su entusiasmo crece día a día, a la vez

que va granjeándose el respeto y cariño de sus com-

pañeros de profesión. Cuando conocimos en sus pri-

meros concursos a Rafa, aparentemente nada le dife-

renciaba de otros hijos de criadores que echan una

mano en las tareas familiares y disfruta siendo el

abanderado de un proyecto, a veces modesto, en el

que hay puestas muchas ilusiones. No imaginába-

mos entonces que se estaba fraguando en su interior

una auténtica vocación de jinete y que en poco tiem-

po el resto supimos que tenía muy claro que quería

“ser de mayor”. Conocer a Rafa es interesante por-

que siempre lo es descubrir un poco más a quienes

admiramos y tenemos cerca, pero en este caso, ade-

más, saber cómo se las apaña este joven andaluz en

Madrid para seguir peleando por su futuro, es un

ejemplo que puede ser útil a otros que un día han

sentido la llamada de la equitación. Claro ejemplo de

ilusión, esfuerzo y ganas por conseguir su sueño...

¿Es su padre el causante del jinete que es hoy en

día?

Claramente sí, todo comenzó debido a la afición de

mi padre. Mi primera toma de contacto fue al ver a

“Bucaro”, criado en casa, haciendo Completo. Tras

esto comencé con clínics organizados por FEBA en el

Cortijo Guerra con Coby Bolger, en 2012. Dos años

después empecé con Carlos Díaz, acudiendo a su ca-

sa unos días en verano, y ya van tres años que repito.

Le debo mucho a Carlos y a Isabel Verdugo por haber-

me acogido esos veranos en sus instalaciones y todo

lo que han hecho por mí desde el día en el que nos

conocimos.

Mi afición viene gracias a mi padre Francisco y su

afán de criar caballos Anglo-árabes, tras muchos

años ayudándole con ellos era imposible que no se

me crease afición, no me importaba cualquier cosa

que hubiera que hacer en el campo si era por y para

los caballos.

Hace unos años le pregunté si se querría dedicar a

esto, y entonces no lo tenía nada claro, ¿qué ha he-

cho que esto cambie?

No lo tenía claro ya que en mi pueblo, Priego de

Córdoba, no existe la afición al caballo de deporte y

en un entorno así, todo es más complicado. Más

complicado se hace aún cuando el mundo del Com-

pleto está tan parado como está en España, ya que

apenas hay jinetes que puedan vivir únicamente de

ello.

por Carmen Alanís